martes, 5 de octubre de 2010

Poema.

Lloviznaran canciones y entonces bajo la lluvia te pensaré cantando

extrañare cada mirada tuya, cada sensación de amor

tienes mi alegría guardada en tu sonrisa

Si te vas otoño y ron a mi camino invito


moriría mi prosa, mi dulce libertad de estar contigo.


Si te quedas te regalo este Monet.

Lenguas, Lenguaje, Palabras.

Dialogo Silencioso


            Ten cuidado del filo que le sacas a tu lengua, si te la tragas te desollara la carótida en cuestión de segundos,  es sin duda tu mas grande virtud y tu mas especial enemiga, un gran compendio de terminales nerviosas atadas a un organismo de control se encargan de regir tu voz y tu futuro.

            No todos hablan el mismo idioma y no todos quieren hablar el mismo idioma, de nada sirven las razones para alguien que no este interesado en ellas, la fuerza bruta prela sobre la ideología y la basura dialéctica en la mayoría de las situaciones.

            Las palabras son la manera en la que plasmamos lo que sentimos, sin embargo ellas se quedan en el mismo lugar donde las dejamos, nuestros sentimientos no.

Semantica.

Tengo un truco para la desesperación.

          Te acompaña la noche por que sabes bien que ella te entiende, es tu mejor amiga, tu musa y confidente, cuando ella llega comienzas a tejer dilemas y a enarbolar soluciones, te fundes con la brisa solitaria y con el silencio clandestino que te brindan las horas muertas, resulta intrigante la manera en la que te ilumina la conciencia ese rayo de oscuridad taciturno, sientes deseos de explotar cuando ejerces de autocompasivo pues muy en el fondo odias todo aquello que endureció tu coraza.

            Es tu vida, entrar al cuarto de las tormentas y arrancarle pensamientos a uno que otro titán para plasmarlos en pequeños formatos pixelados, la rutina te persigue como los descerebrados al crack.

            Eres la respiración entrecortada cuando no hay salida y sabes que volverás a caer, acariciarse la barba no hará que las cosas mejoren y las uñas no fungen de suplemento psicotrópico, de un momento a otro ves el reloj, estas a tiempo entre culpas trepidantes y deseos fantasmales.

            Cargas la jeringa con una dosis de semántica y palabrería barata que esperas se convierta algún día en la lectura de un chico como tu, miradas van y vienen a los lados y hacia arriba, buscando testigos, allanando el espacio que guardan las animas, se tensan tus músculos y la carótida brinca como un niño gordo come dulce, tiemplas el brazo, la vena emerge y allí es donde inyectas.

            Comienzas a interpretar la vida de una manera distinta, los sentidos se agudizan, musas variopintas acuden a tu sinapsis para cargar tus impulsos nerviosos, al fin entiendes de que hablaba Aristóteles, que pintaba Dalí, y por que sufría Tchaikovsky, ¿fue entonces la escritura la que enloqueciera a Nietzsche? ¿O fue el quien enloqueció a la escritura?

            La noche se enrojece, la divina adrenalina que hace entretenida a la existencia comienza a desaparecer, vuelve la poesía a ser corriente, a ser mortal y desteñida.

            La hora de arrepentimiento coincide con la de levantarse, es adictivo, es una droga y lo sabes, pero aunque lo niegues tarde o temprano estarás en el mismo sillón y volverás descargar tu ira, a recargar tu fe y a rememorar tus versos.

volverás a escribir.