miércoles, 8 de junio de 2011

Detente y observa.


A veces solo hay que detenerse a observar.

El sol es mas dorado y brillante justo al levantar el día, pero también lo es cuando moribundo yace sobre el horizonte unas horas después, un rayo de luz sideral impacta en las pupilas dejando al descubierto un color distinto al habitual encegueciendo por un instante las miradas, la brisa te hace un regalo cuando espabila tus cabellos al azar en el aire, la guinda la pone tu sonrisa y  ya tenemos una foto de postal, la estrella mas grande de nuestro sistema solar se inmola en soledad y silencio a la distancia para brindarnos la vida, mientras que el olor a tierra mojada te indica cuan cerca estas de tu único pero gran hogar, allí esta nuestro mundo, hablándonos en su lenguaje de artes y ciencias de otros tiempos, la otrora divinidad atada y ahora emancipada que vive en cada instante de nuestra copiosa existencia, la humanidad y su relación con la verdad, un beso sincero que se hace leyenda, una lagrima que moldea voluntades, un grito que rompe conciencias y a su vez candados, somos nosotros los hombres y mujeres del presente, los herederos del pasado, los legadores de futuro, los que debemos luchar y sentir para poder existir, respirar para trascender no para permanecer estáticos y sin historias que contar,  la vida merece perseverancia, hagámonos merecedores de la gloria y no olvidemos que cada sueño nuestro compone el engranaje que le permite a nuestra especie avanzar hacia el mañana, defendamos con bravura los ideales que nos dieron nuestros padres para transferir así una cultura de unión y probidad a nuestros hijos; aquí nada conspira a favor de la muerte, de ser así, jamás habríamos logrado existir, la mano de un desquiciado nunca será mas fuerte que el corazón de un pueblo luchador, honremos la herencia de paz que nos ha brindado el cielo así como también la tierra que soporta nuestros pies, no olvidemos que somos producto de un mundo variopinto y asombroso que solo será lo que nosotros queramos que sea, amemos con coraje y no a cuenta gotas por que muchas veces cuando ya no hay luces que alumbren nuestro sendero y todo parece indicar que hemos llegado al final, solamente el amor a la vida puede brindarnos la voluntad para ver un nuevo amanecer.

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