Estabas fría
aquella tarde de transitorio invierno, y no fue por la lluvia que se helaron
tus manos. Antes de escribirte esto me pregunté cómo lo harías tu, de qué
manera usarías tu meticulosa prosa para definir el hades que asfixió por completo
la ternura de tus ojos y la honestidad de tu sonrisa, siempre fuiste un
pedernal artístico para mi imaginario, respirabas pasión para hablar con
bravura de tu amor vehemente por la poesía buena, tenías esa flama cálida como
de fogata bajo noche estrellada y yo ansiaba sentarme a tu lado para escucharte
recitar.
Después de
divagar bastante unos segundos sostuve tu mano y dispuse presentarme, he
llegado a pensar que el alma debe estar hecha de un material similar al
cristal, algo muy transparente que no se puede ver pero que se agrieta en
circunstancias como estas. Para mí fue fatal que no me reconocieras, huí a mi
cabeza entre la multitud para entender qué pasaba y la respuesta que encontré
fue por demás fantasiosa.
Te imaginé
presa en una habitación de roca, justo en medio de una isla nublada y fría, por
allá donde las olas no se molestan en romper; que acompañada de un libro y de
un chal de lana beige mirabas la luna por la ventana esperando que fuera en vez
de un satélite una salida del abismo tétrico donde te habían mandado.
Te imaginé
atrapada en medio de un salón de techos altos feneciendo de tristeza porque
alguien o algo lejos de ti se había llevado los recuerdos que tanto atesorabas,
entre ellos aquel de la navidad donde dormí en tus brazos recién conociendo el
mundo en que ahora vivimos.
Te recordé en
la mirada de un espejo triste entendiendo al fin cuan vacío fue el reflejo que
proyectó ante mis ojos desde el fondo del salón.
Me llenaron de
ira los comentarios estólidos de algunos ingenuos que aseguraban estabas bien y
presta a una indetenible mejora ¡Tú no estás bien! ¡Nada lo está! ¡La vida lo
hizo otra vez! ¡Se acercó a ti con alevosía y cubrió con una alfombra tu
alegría quitándote todo lo que amaba de ti y muchas cosas más!
Y debes saber
que aquellos astros que tanto amaste están al tanto de semejante ofensa porque
yo ya se los dije, incluso les pedí que se alinearan para devolverte el brillo
pero nada pudieron hacer
–Es así el universo, hay vórtices y vorágines en cada rincón de él-
–Es así el universo, hay vórtices y vorágines en cada rincón de él-
Una hora
después ya debíamos marchar, esperé mi turno y cuando me tocó hablarte decidí
decir te quiero en lugar de adiós, elegí abrazarte fuerte en lugar de alejarme,
traté de llegar al interior de tu alma inundándote con sentimientos míos y a
pesar de que en ese momento tu rechazo me hirió un poco algo dentro de mí supo
que llegué donde esperaba.
Ojalá me
equivoque, ojalá y estés de viaje por un mundo que no podemos ver, un lugar
donde sea necesario dejar aparcado el vehículo terrestre, yo por lo pronto
estoy muy vivo como para conocer los misterios de la existencia humana y así me
quiero quedar, por lo menos hasta que tenga algo interesante para conversar
contigo cuando nos toque hablar desde el cielo.
2 comentarios:
Ves, estuvo bueno. ¡Escribe! Adelante. :)
No dejes que tu bloqueo te gane la partida, continua escribiendo y publicando. :)
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